CUCURBITACEAS Y MERCADO LABORAL
De la noche a la mañana se vio midiendo longitudes y diámetros de penes artificiales, comprobando después de cuantos usos era recomendable su sustitución, y verificando que no dejaran en el interior del usuario nada nada que este no se hubiera introducido anteriormente y por propia voluntad. Solo la lectura del folleto de instrucciones ya le ponía los pelos de punta, con la cantidad de consejos y recomendaciones que los abogados americanos de la empresa obligaban a acompañar para evitar futuras demandas ante los tribunales.
Cierto es que aprendió cosas desconocidas hasta entonces, como la enorme capacidad de ciertos músculos de nuestro organismo para recuperar su aspecto anterior tras el uso y disfrute (suponía él) de la gama media del "night intruder", pero se negaba a creer que esto fuera posible cuando el cliente adquiriese el "black big bang", de próximo lanzamiento. El realismo de los detalles y la desproporcionada magnitud de sus dimensiones hizo que su trabajo perdiera cualquier atractivo para él. Recordando los confortables cojines que unos meses atrás pasaban por sus manos, pensó que muchos de los nuevos clientes o clientas necesitarían uno el resto de sus vidas.
Entregó con tristeza sus herramientas, la tarjeta de seguridad que habían implantado los nuevos responsables, y no volvió a aparecer por la empresa.
Ahora trabaja en un huerto de cultivo ecológico, ha encontrado la armonía con la naturaleza y estabilidad laboral al mismo tiempo. Sus compañeros ya no se sorprenden al verle hablar con lechugas, tomates y demás hortalizas, pero les intriga que jamas les dirija la palabra a pepinos, calabacines, sandías y otras cucurbitáceas.
escrito por Gitanius