martes, abril 24, 2007

CUCURBITACEAS Y MERCADO LABORAL

Nunca había estado muy contento con sus trabajos, su currículum parecía la estantería de un todo a cien. Desde repartir publicidad hasta controlador de calidad en una fabrica de productos de látex, que era su anterior ocupación, su periplo laboral le había llevado a vender biblias y enciclopedias infantiles, camarero en un centro de jubilados nudistas, acosador de morosos (disfrazado de enorme conejo rosa), reparador de dentaduras postizas, enterrador (aunque su jefe lo llamaba dispensador de pompas fúnebres) y algunos otros que prefería no recordar por humillantes, como hacerse pasar por mujer barbuda en un circo, la barba era suya, no así las excesivas protuberancias mamarias que le obligaban a llevar puestas durante las funciones. El día que una de ellas, del tamaño de una sandía,se le cayó en medio de la pista mientras sostenía a un enano en su cabeza y hacía girar un aro en su cintura, terminó su prometedora carrera circense. Tras unos cursos de formación del INEM, comenzó a trabajar en una empresa que producía colchones, guantes, sondas y otros artículos ortopédicos y sanitarios, todos ellos de látex. No le disgustaba su trabajo, estaba bien pagado y por una vez en su vida no había sentido el deseo de abandonarlo a los 10 minutos de comenzar. Todo iba bien hasta que la empresa fue comprada por una multinacional del sector. Con la disculpa de abrirse a nuevos mercados, diversificar la producción y hacer frente a la competencia asiática, las sondas médicas, uretrales, nasogástricas y de otros tipos que con tanto mimo él calibraba, y sometía a ensayos para garantizar su calidad, dejaron de fabricarse para dar paso a otro tipo de productos que aunque también tenían como fin introducirse en el cuerpo humano, no hacía falta ser un técnico sanitario para utilizarlos.
De la noche a la mañana se vio midiendo longitudes y diámetros de penes artificiales, comprobando después de cuantos usos era recomendable su sustitución, y verificando que no dejaran en el interior del usuario nada nada que este no se hubiera introducido anteriormente y por propia voluntad. Solo la lectura del folleto de instrucciones ya le ponía los pelos de punta, con la cantidad de consejos y recomendaciones que los abogados americanos de la empresa obligaban a acompañar para evitar futuras demandas ante los tribunales.
Cierto es que aprendió cosas desconocidas hasta entonces, como la enorme capacidad de ciertos músculos de nuestro organismo para recuperar su aspecto anterior tras el uso y disfrute (suponía él) de la gama media del "night intruder", pero se negaba a creer que esto fuera posible cuando el cliente adquiriese el "black big bang", de próximo lanzamiento. El realismo de los detalles y la desproporcionada magnitud de sus dimensiones hizo que su trabajo perdiera cualquier atractivo para él. Recordando los confortables cojines que unos meses atrás pasaban por sus manos, pensó que muchos de los nuevos clientes o clientas necesitarían uno el resto de sus vidas.
Entregó con tristeza sus herramientas, la tarjeta de seguridad que habían implantado los nuevos responsables, y no volvió a aparecer por la empresa.
Ahora trabaja en un huerto de cultivo ecológico, ha encontrado la armonía con la naturaleza y estabilidad laboral al mismo tiempo. Sus compañeros ya no se sorprenden al verle hablar con lechugas, tomates y demás hortalizas, pero les intriga que jamas les dirija la palabra a pepinos, calabacines, sandías y otras cucurbitáceas.

escrito por Gitanius

miércoles, abril 18, 2007

EL ESPEJO


Alguna vez sonaba el teléfono, su hijo, llamada breve, con sonido de fondo de teclas, faxes, conversaciones bursátiles de una multinacional… - En cuanto tenga tiempo iré a verte Mamá – de esto hace casi un año desde que se vieron por última vez en la misa recordatoria del fallecimiento de su padre.
Ella colgaba con una sonrisa, disculpando y entendiendo que aquella empresa requería más de su presencia que ella.
Cuando era jovenzuela conoció a D. Manuel, hombre delgado, canoso, alto, apuesto y de poesía de pluma abrumadora; Dª Pilar atractiva, de largas pestañas y curvas pronunciadas.
D. Manuel era ferroviario, pasaba muchas noches fuera de las sábanas que Dª Pilar había lavado a mano con jabón hecho en un barreño removiendo sin cesar.
Vivían en una comunidad de ferroviarios donde las puertas de las casas en raras ocasiones se cerraban, “Mi casa es tu casa”. Qué de secretos inconfesables guardan aquellas reuniones de “Pilares” en el rellano de la escalera.
Con el tiempo, aquella comunidad fue llenándose de visitas esporádicas de nietos, fueron desapareciendo los “Manueles”; ahora el rellano, con ascensor, invento que Dª Carmen la del 4º agradeció, se convirtió en viudas con historias y avatares dignas de un buen libro.
El gran secreto, capricho y fuga del rellano de Dª Pilar, su Café Central, qué pensarían las “Pilares” ¡Qué hace una mujer sola en un bar!.
Allí, mirándose en aquel espejo de concha dorado, veía nuevamente a aquella jovenzuela sensual, de largas pestañas y de curvas pronunciadas sin fin e irresistibles que tan loquito habían vuelto a D. Manuel, y en su mente sin cesar, a él le encantaba mecer sus caderas con “As time goes by…”

escrito por Ana

lunes, abril 16, 2007

TUBOS


Tubo y Tuba eran pareja. Vivían juntos, pero dándose la espalda, no por decisión propia, si no por que el cordón de soldadura que los unía les obligaba a ello. El soldador que bendijo su unión (a 1535ºC) tuvo especial cuidado de limpiarlos, alinearlos y posteriormente, enfriarlos con cuidado, pero el plano de construcción ya los había condenado a no verse jamas las caras, o las secciones, para ser exactos. Al principio se alegraron mucho del lugar donde los instalaron, frente al mar, podían sentir el viento y las olas, aunque pronto perdieron la pintura que los recubría y las capas de óxido fueron haciéndose cada vez mayores. A Tubo le gustaba presumir de que tenía 0,01% más de carbono que Tuba, y esta le recordaba que las gaviotas nunca le cagaban encima mientras que a él, los últimos restos de pintura se los había corroído mas que el salitre, la buena puntería de las aves. Ya no tenían el aspecto limpio y el tacto suave de los primeros tiempos, y la gente que antes se apoyaba en ellos y los acariciaba, ahora evitaban tocarlos para no mancharse las manos o la ropa. A pesar de todo, lo único que deseaban era estar frente a frente (perfil a perfil, como decía Tubo) al menos una vez antes de que los reciclaran.
Una mañana llegó un operario y los marcó con un rotulador, habían oído que pronto los sustituirían por una nueva barandilla de acero inoxidable. Las papeleras no hablaban de otro tema, ellas, que tan solo eran cromadas, despreciaban a los viejos tubos por su aspecto, apenas se relacionaban con ellos, y eso que la mayoría acababan destrozadas a patadas y desperdigando su oloroso contenido por el paseo marítimo cualquier sábado por la noche.
Cuando escucharon el ruido de una sierra mecánica y un calor en su base, los tubos ya sabían lo que debían hacer. Permanecieron inmóviles hasta que el disco seccionó casi por completo sus diámetros, luego con un movimiento brusco, golpearon la mano del agresor, este, lanzó un grito y otras palabras relacionadas con el santoral y lo que las gaviotas solían hacer sobre Tubo, a continuación agarró el lado frío de la pareja y los lanzó con todas sus fuerzas al mar.
Entre los cortes, el golpe contra las rocas y sus gastadas paredes por la exposición a la intemperie, los tubos acabaron retorcidos, casi abrazados, entre dos rocas al borde del mar.
Felices, deshaciéndose lentamente con las mareas y por fin, frente a frente.

martes, abril 10, 2007

EXCUSAS-

-Hola ,¿sí quien es? ¿Sí?.. hola otra vez , mire le llamo porque estoy buscando una buena excusa.


-Muy bien , usted dirá lo que quiera pero aquí no queda ni una .


-Vaya y… ¿sabe usted dónde puedo encontrar alguna?


-Buf… mal asunto, la ultima la acabo de utilizar yo,


-¿ Qué tal era? sí no le molesta que se lo pregunte,

-No en absoluto , era una buena excusa, que he dado a alguien que llamó antes que UD.
Ya es mala suerte, he llamado demasiado tarde.

-Sí eso es......

-No será que me está dando UD. otra excusa

-No ,ya le he dicho que no me queda ni una

-Pero espere ,entonces… ¿ no la había utilizado UD antes ? ahora me dice que se la ha dado al que ha llamado antes que yo.

-Quiero decir la he utilizado yo para librarme del anterior y sabe una cosa , me estoy empezando a arrepentir de no haberla guardado para UD.

-Hubiera sido estupendo, porque yo necesito una ....y buena.

-Joder ya me tiene raro ,exactamente¿ para que coño quería esa excusa que tanto necesita? Vamos, si no le importa que se lo pregunte

-No al contrario.. encantado de contestarle …para , ejem, la necesitaba.... para mi jefe.

-¿ Para no ir a trabajar?

-No, no , que va, estoy en el trabajo

-entonces no lo entiendo,

-Deje que me explique…es para él , después de diez años necesita una buena excusa para no subirme el sueldo,

-Ahhh, ahora sí , ya entiendo …pero lo siento, no puedo ayudarle …. aunque …. ¿para que quiere darle a él una excusa para utilizarla con UD?

-Hombre.., era un detalle , es nuestro décimo aniversario

-¿Y por que no le regala otra cosa?

-Es lo que tendré que hacer ya que a UD no le queda ni una excusa

-No ya le dije antes que ha llamado tarde

-Ya es mala suerte

-No señor, no tiene que ver con la suerte ,es una buena excusa

-¿ No será muy cara ?

-Lo bueno suele ser caro

-Pero no sé sí le valdrá a mi jefe

-Seguro que no , no es apropiada , es demasiado , como diría... demasiado elegante para un tema tan pecuniario como el suyo, yo utilizaría otra

-¿Pero tiene más ?

-No , claro que no

-Qué faena, bueno pues muchas gracias , no le entretengo.

-No se preocupe UD no entretiene y siento no haberle podido ayudar, ya me hubiera gustado tener una buena excusa que darle.

-Hala pues nada… adiós y gracias

-Gracias a UD por llamar.


Escrito por S. Kupferman