miércoles, mayo 30, 2007

LA PLAYA

Oía voces a lo lejos, retazos de charlas y risas cómplices. Sin poder abrir los ojos del todo, adivinaba el montón de arena con pretensiones de castillo y al fondo, el calor cegador que atravesaba sus párpados semicerrados. No recordaba desde cuando llevaba siendo "el que alquilaba las tumbonas en la playa", en ese estado de confusión de la hora de la siesta, le venían, como en ráfagas, imágenes difusas de las telas a rayas blanquiazules de las hamacas, el sudor de las latas frías de cerveza, arena pegada en la piel bronceada y sobre todo, una indescriptible sensación de tranquilidad. Suponía que alguno de los gritos iban dirigidos a él, demandándole uno de esos objetos que alquilaba. Poco a poco las voces fueron haciéndose más nítidas, las risas más claras. Oyó su nombre en una voz vagamente familiar, pero fue la patada en la silla lo que acabó por devolverle a la realidad.
- Fernández!!!, una cabezadita más, solo una más y se va a dormir a la puta calle!!!!
Las risas se apagaron, pero las miradas burlonas de sus compañeros de oficina lo sumieron en un estado de abatimiento. La luz cegadora del sueño se convirtió en el frío fluorescente de siempre y en ese momento tuvo claro que era la última siesta que le amargaban. No se molestó ni en apagar el ordenador, se puso la chaqueta y dijo, "me voy, tengo cuatrocientos kms antes de poder terminar la siesta".

domingo, mayo 20, 2007

MALENTENDIDOS Y DESAVENENCIAS

ella- me has sacado más gorda.
el- habrá sido sin querer, y tu a mi más calvo y bajito.
ella-eso será la digital, con la otra te sacaba mas pelo.
el-no se yo, tu sales igual.
ella-¿el barco no sale muy pequeño?
el- porque está lejos
ella-pero es grande
el- ya, pero el mar es más grande.
ella. pues me has sacado gorda.
el- haberte puesto donde el barco.
ella-que desagradable eres cuando quieres.
el- y tu que pesada.
ella- ¿ves? Reconoces que me has sacado gorda.
el- en las que nos ha sacado el tío ese de la coleta estamos mejor.
ella- porque ha hecho muchas.
el- ¿y que mas te da? las voy a pagar yo.
ella- pues que menos, yo pago el hotel.
el- también lo has elegido tu, yo prefería el hotelito de la sierra
ella- la última vez dijiste que no querías volver
el- no lo recuerdo, eso sería del restaurante, que nos dieron el palo y comimos fatal
ella- yo comí bien, tu por no hacerle caso al camarero, que te empeñaste en pedir pescado
el- a los camareros no hay que hacerles caso, te quieren vender lo mas caro o lo que se les estropea.

ella- tu sabrás, que eres camarero.
el- pues por eso.
ella- pues mi solomillo estaba riquísimo.
el- claro, porque a ti todo te parece rico, pero estaba muy hecho.
ella- es que me gusta muy hecho.
el- porque no sabes comer carne.
ella- pues entonces tu tampoco, si está muy cruda siempre pides que te la hagan mas.
el- porque no le saben dar el punto.
ella- ni tu tampoco a las fotos, en esta casi me cortas la cabeza.
el- pero al menos no sales gorda.
ella- ni delgada, como que casi no salgo, ni tampoco el barco.
el-nunca estas contenta con las fotos, ni con nada.
ella- pero si eres tu el que le pones pegas a todo.
el- por algo será
ella- cuando no es el hotel, es la carretera, o el calor, o el frío, o el punto de la carne
el- bueno, hemos venido a donde querías, al menos podré quejarme si no me gusta.
ella- claro, el caso es protestar. Me voy al hotel.
el- ¿nos tomamos una cañita antes?
ella-bueno, ¿vamos donde ponen esas tapas tan ricas?
el- no, que ahí sirven la cerveza caliente.
ella- me voy al hotel, tomátela donde te apetezca.
el- entonces las compro en el super y las tomamos en la habitación.
ella- mira, vuelve el chico de la coleta, ¿le decimos que nos saque la última foto?
el- claro, y que nos vaya por las cervezas de paso. Va a pensar que somos tontos.
ella- pues a ti te ha sacado con mas pelo, y pareces mas alto que yo.
el- vale, pero se lo dices tu, yo paso. Oye, si cenamos esta noche donde las tapitas pedimos vino.

(a Maribel. que las buenas intenciones a veces las carga el diablo)

jueves, mayo 17, 2007

EL INTRUSO

Estaba sucediendo de nuevo. Meses atrás, cada vez que llegaba a casa, ella tenía la sensación de que alguien había estado allí en su ausencia. Trabajaba por las tardes y casi nunca terminaba antes de las nueve o diez de la noche. Esa extraña sensación le duró unas semanas. No es que le faltara algún objeto,o estuviera algo fuera de su lugar habitual,mas bien al contrario, nunca había sido una maniática del orden y eso era precisamente lo que le intrigaba. De repente se daba cuenta que los mandos de la tele y dvd estaban alineados en la mesa, el agua del búcaro donde solía tener alguna flor estaba como recién cambiada, el monitor del pc no tenía ni una mota de polvo, el montón de libros sobre la mesa, ordenados por tamaño, los cds en sus cajas y colocados en la estantería, infinidad de detalles que no eran propios de ella salvo los días de limpieza general, habitualmente los sábados.
Ahora todo eso volvía a repetirse con una novedad, cada día aparecía algo nuevo que antes, y de eso estaba segura, ella no tenía.
Un día era una piedra de caprichosas formas, al otro era una postal antigua, una figurita hecha con alambre, una planta nueva en el balcón, todas ellas, cosas que se hubiera traído a casa de haberlas encontrado ella misma. Eso la inquietaba, quien estuviera entrando es su casa conocía sus gustos. Se pasó horas, días, pensando en la gente de su entorno, tratando de averiguar la identidad del intruso, pero no le encajaba con nadie de sus amigos, y un desconocido era imposible que la conociera tan bien. Nunca notó que abriera armarios o cajones, o tocara cualquier otra cosa que no estuviera a la vista. Puso inocentes trampas de polvos de talco, hilos ocultos, marcas con lápiz, pero nada, el intruso solo ordenaba el pequeño apartamento con un esmero mas personal que profesional. No sentía temor, pero no le gustaba la idea de que alguien entrara a su antojo en su casa, por supuesto había cambiado las cerraduras dos veces, pero esto no había funcionado. Al final, descartada la idea de acudir a la policía, pues estaba convencida de que no era alguien peligroso, decidió colocar una cámara oculta para descubrir su identidad. Encontró una tienda especializada y allí llevó una tiovivo hecho de hojalata que el mismo visitante anónimo le había dejado. No le costó barato, pero nadie habría adivinado que allí dentro se ocultaba una minicámara. Aprovechó para hacerlo la semana que una amiga se había alojado en su casa y que el desconocido, por el mismo motivo, no había aparecido. Ni siquiera a su amiga le comento lo que ocurría, en realidad no se lo había dicho a nadie. Estaba segura de que le aconsejarían contárselo a la policía o al psiquiatra, a este último, si reconocía que las visitas del intruso ya llevaban un año produciéndose.
Cada noche, al llegar a casa, conectaba la cámara al ordenador y revisaba la grabación, desde el día que la había colocado, cesaron las señales de las misteriosas visitas. Los mandos volvían a estar sobre el sofá, las revistas repartidas por el salón, su pequeño desorden diario volvió a reinar en la casa, y con ello una falsa sensación de tranquilidad. El colorido e inutil tiovivo espía nunca detectó presencia alguna, y ella comenzó a echar de menos las pequeñas sorpresas que antes la inquietaban. Meses mas tarde, convencida de que ya todo había vuelto a la monótona normalidad de antes, desconectó la cámara y regaló el juguete a su sobrino.
Esa noche, al abrir la puerta, un olor a incienso de vainilla y canela, sus preferidos, le hizo sonreir, antes de pasar al salón sabía que el mando de la tele estaría en la mesa y los cojines del sofá ahuecados y aguardando a que ella se sentara a descansar.

sábado, mayo 12, 2007

GENTE

"no creo que este sea el equipo de skate que os prometió el abuelo"

"estás seguro que así se liga?- van doce cucuruchos y nada de nada"

"trabajo publicitario, dinámico, contacto con el público... creo que paso"

"te espero en el comercial, no tardes"

Vale, acepto las broncas por adelantado, pero algo había que colgar.
Esto va a ser cosa de la caló, o de las municipales,
o de la subida del precio de las patatas, vaya usted a saber.

domingo, mayo 06, 2007

PULSE PLAY

Pulse play y espere.
Si fuera un ascensor o la sala de espera del dentista, sonaría una musiquita tipo Ray Conif, o las cuatro estaciones de Vivaldi, para públicos mas exigentes. (En una de estas, que habían elegido temas de películas, entre "el golpe" y "el padrino" se les coló la de "tiburón". Despiste, mala leche o extraña publicidad subliminal.)
Aquí, en la conjura, como no hay pinchadiscos, colgamos una foto, le dais al botón de la imaginación, y para cuando la marea haya subido y bajado unas cuantas veces ya habrá entrada nueva. Las que estaban en espera, no se han descongelado todavía, y si usamos el microondas, pierden sabor, y las nuevas, entre puentes, fiestas, amnesias y tropezones varios, están en la sala de maquillaje echando un cigarrillo y despellejando al bloguero por vago, inconstante y un montón de cosas más que no pongo aquí porque no me gusta presumir.
Pues eso.