domingo, febrero 25, 2007

MARTA

Susurrando su nombre
¿Hacen falta las palabras?

viernes, febrero 23, 2007

FEBRERO

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Publicado por Ana

domingo, febrero 18, 2007

PROBLEMA DE ASERTIVIDAD

El recién llegado al pueblo entró a tomar un café al sitio de otras veces. En los meses que llevaba viviendo allí solía ir de vez en cuando. Le entregó el cd prometido al camarero y charlaron brevemente sobre gustos musicales. Regresó al mundo exterior concentrándose en los titulares del periódico del domingo. Antes de terminar con el primero, escuchó la voz del tipo de al lado.
-¿Tu eres de Madrid?
- Bueno, no exactamente...
- Yo estuve en el 98, en la calle Orense, joer killo, que marcha.
- Sí, hay mucha "marcha" por allí
- Entré yo solo, y al rato ya estaba en la pista bailando con una, y comiéndomelo todo
La ceja izquierda del recién llegado comenzó a trabajar inconscientemente.
- Y después al hotel NH, ¿Tu sabes cual es?
- Hay varios, uno está en..
- Este es uno muy lujoso, tuve que dejarles el número del DNI y todo
- Sí, que desconfiados, ¿verdad?
- Al día siguiente no aparecí, no tenía ni un duro. En el metro en Alcorcón o en Leganés conocí a otra, la invité a unos canutitos, pero buenos, buenos, eh, crema, crema, tu ya sabes.
Los continuos guiños del ojo derecho podían ser de complicidad o un tic nervioso.
- Pues yo acabo de votar en lo de la constitución ahora mismo.
Las cejas del recién llegado ni se molestaron en recuperar su posición natural.
- Pensaba que eso ya se había votado en el 78
- Noo, que va, es hoy, está la gente votando ahora.
- Ah, bien, espero que acierten con la papeleta. Algunas habrán caducado.
- Y del Juan Echao ese, qué me dices, ahí to flaco con los tubos puestos porque no quiere comer en la cárcel.
- Si, ya, en realidad creo que la huelga de hambre es...
- Pues que lo pague, si mata veinticinco, que lo pague.
- Claro, que lo pague...
- Yo conocí una vez a uno de esos.
Movimiento extremo de la ceja izquierda hasta rozar la lámpara del bar.
-¿A uno de esos? ¿De cuales?
- Uno del partido ese de ETA, de los que están prohibidos, que rajaba mucho de que era de esto y de lo otro, joer, tenía un material de lo mejor, ponte lo que quieras, mete bien el dedo, decía, no te cortes, pero no se yo, si eres de esos no lo vas diciendo por ahí.
- Ya, imagino por donde van los tiros...
- Llegó un día por la mañana con cinco tripis, y yo le decía que eso hay que sudarlo, yo pasé.
- ¿Seguro? ¿No te los comerías de un bocado?
- Pues al final le tocó pagarlo a mi padre, treinta y pico mil pelas y el billete del tren.
- ¿Tu padre pagó los tripis? Creo que le tangaron.
- No, tío, el hotel NH.
- Ah! El hotel...
- Yo ganaba pasta, estaba en la construcción, pero me lo había fundido todo, y la amiga de la tía de la discoteca era una calientapollas, ya sabes.
-¿La amiga? O sea que eran dos, no una..
- Joer que ganas tengo de volver a Madrid, ¿La calle Orense sigue estando tan bien?
- No creas, desde lo del Windsor está un poco quemada.
- No se como se llamaba, yo estuve en una disco de salsa.
- Ya, bueno amigo, ha sido un... placer, ya nos veremos...
-Vale tio, sí, ya tomaremos algo por ahí.
Un escalofrío recorrió la espalda del recién llegado al oir la última frase. Pagó el café y se fue directo a la playa recordando lo que le había dicho la noche antes una amiga,
"tu tienes un problema de asertividad".
Pues va a ser que sí.

DOS MAS

Carretera y bostezo

Cerro Azul - Perú


miércoles, febrero 14, 2007

FAMILIARES

“Como era de esperar, mi diagnóstico era acertado”.
Unas semanas antes había estado en una peluquería en la cual escondían su rostro con cortinas. Transcurrieron unos minutos… ya no podía acariciar ni juguetear con su pelo, solo el suelo existente alrededor de la silla del tocador podía hacerlo. Tras barrer se llevaron parte de su alma, dejando marcado en el gres una conjetura mezclada con miedo.
Un día su habitación cambió, ahora la adornaba una peluca rubia lo más semejante a lo que fue su pelo natural.
Acudía periódicamente con una sonrisa totalmente inmune a la quimioterapia. Antes de llegar a la sala de tratamiento, pasaba por un tanatorio ubicado justo al lado de oncología, ella también era inmune a tal irónico paisaje.
Después de ocho horas de lucha, regresaba a casa con tez blanca, cansada, con sueño en los ojos y una cabeza desvelada.
Terminó el tratamiento médico… ahora aún si cabe ella tenía que luchar más. Vencer la duda, reanudar su vida, pero aquella peluca invocaba los fantasmas del pasado; un día ellos le preguntaron que hacía allí, y le propusieron tirar aquel espectro rubio.
Su pelo nació fuerte, su corazón era fuerte, su prisma veía futuro, creaba futuro dentro de ella y nos emborrachaba a todos de él.
Fue un pasado lleno de fuerza. Ella es ahora un presente lleno de LUZ.

A ti… a ti que te debo mi vida.

Publicado por Ana

domingo, febrero 11, 2007

TRES RETRATOS

Oficios diversos, vida, una.

Ron-cola, medias y espejo. Ella en dos.

Escalones imperfectos, de piel, tendones y uñas.

lunes, febrero 05, 2007

EL VAMPIRO DESDENTADO

Vladimiro Stacazo era el único de su especie en muchos kms a la redonda. Y el único en su situación, al menos que él conociera. Su vida estaba plagada de contradicciones, soportaba la luz solar pero no había sido capaz de clavar sus colmillos en un cuello humano. La primera vez que lo intentó en serio, había dejado el trabajo a medias. Recibió un rodillazo en la entrepierna y una denuncia por intento de violación y lesiones. Su "víctima", una rolliza charcutera del Carrefour, se fue con un insignificante arañazo en el cuello. El se pasó dos horas inconsciente, ocho en comisaría y doce en un autobús huyendo de la justicia y de la vergüenza al pensar lo que dirían sus amigos al enterarse de su fracaso. Tras la espantada, vivía en una pequeña ciudad de la costa y su vida no era del todo mala. Incluso habría mejorado de no haber sido por aquel inútil que se intentó suicidar lanzándose desde lo alto de la delegación de hacienda justo en el momento en que él pasaba por allí. Oyó un grito que provenía de arriba y miró al cielo. Sólo le dio tiempo de ver una enorme cabeza, impulsada por los 110 kgs del resto del cuerpo, golpeando su abierta y sorprendida boca. Sus gafas de sol ni se arañaron, pero la mayoría de sus dientes quedaron esparcidos por la acera. El suicida salvó su vida y hacienda le concedió un aplazamiento, motivo por el cual se había lanzado al vacio.
Después de una temporada alimentándose a base de batidos de morcilla, un dentista le arregló como pudo el estropicio. Le aseguró que al menos, le quedaría una bonita sonrisa. Seguramente fuera cierto, a él le daba igual, no había sonreído en toda su vida y no veía motivos para hacerlo ahora.
Pasaba los días en el museo marítimo, observando la colección de mandíbulas de tiburón y suspirando por unos dientes así. Por las noches espiaba a los jóvenes hacer botellón, en concreto a los grupos de "siniestros", le encantaban esas criaturas de pieles blancas, ojeras y maquillajes imposibles. Hipnotizado por sus cuellos y con problemas para cerrar bien la boca desde el accidente, lo tomaban por un retrasado o un pervertido.
Ahora vive medianamente feliz con María Dolores, una novia hemofílica y masoquista que conoció en un chat de internet. Reciben frecuentes visitas a casa de los servicios de emergencias, los sanitarios, acostumbrados, la llevan a ella al hospital con una sonrisa plácida en su rostro. La misma sonrisa que aparece en la cara de Vladimiro cuando se lava la cara y elimina los restos de sangre antes de irse, satisfecho, al bar de la esquina.
El camarero, cuando oye una sirena de ambulancia cerca, sin que nadie se lo pida, comienza a preparar un bloody mary.