miércoles, febrero 14, 2007

FAMILIARES

“Como era de esperar, mi diagnóstico era acertado”.
Unas semanas antes había estado en una peluquería en la cual escondían su rostro con cortinas. Transcurrieron unos minutos… ya no podía acariciar ni juguetear con su pelo, solo el suelo existente alrededor de la silla del tocador podía hacerlo. Tras barrer se llevaron parte de su alma, dejando marcado en el gres una conjetura mezclada con miedo.
Un día su habitación cambió, ahora la adornaba una peluca rubia lo más semejante a lo que fue su pelo natural.
Acudía periódicamente con una sonrisa totalmente inmune a la quimioterapia. Antes de llegar a la sala de tratamiento, pasaba por un tanatorio ubicado justo al lado de oncología, ella también era inmune a tal irónico paisaje.
Después de ocho horas de lucha, regresaba a casa con tez blanca, cansada, con sueño en los ojos y una cabeza desvelada.
Terminó el tratamiento médico… ahora aún si cabe ella tenía que luchar más. Vencer la duda, reanudar su vida, pero aquella peluca invocaba los fantasmas del pasado; un día ellos le preguntaron que hacía allí, y le propusieron tirar aquel espectro rubio.
Su pelo nació fuerte, su corazón era fuerte, su prisma veía futuro, creaba futuro dentro de ella y nos emborrachaba a todos de él.
Fue un pasado lleno de fuerza. Ella es ahora un presente lleno de LUZ.

A ti… a ti que te debo mi vida.

Publicado por Ana

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