TRES SON MULTITUD
(b)- Dos carreras, tres master, cuatro almorranas de preparar oposiciones... y saco mas pasta aquí que en el burriking
(c)- ...Y el guiri ese que no se quita, pues nada, lo meto también en la foto
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Jean Francoise Gaston de Petitpois Deshavillé, alias Tragasables, era notario y registrador de la propiedad en una ciudad al norte de los Pirineos. En cierta ocasión, registrando, no un inmueble, si no cierta parte de la anatomía de un cliente que había acudido a él con unas escrituras de dudosa propiedad, entró en el despacho la esposa y titular de los papeles y hasta ese momento, beneficiaria también de lo que Tragasables mantenía en su boca, no sin cierto esfuerzo. La sorpresa de verse privada por partida doble de la confianza conyugal y los atributos carnales que se le suponen, junto con la sospecha de turbias manipulaciones en su patrimonio, provocaron un ataque de ira tal, que dejaron al libertino esposo magullado y al notario con una inflamación de garganta y a punto de asfixiarse mientras intentaba zafarse de lo que unos instantes antes succionaba con voracidad. El resultado de tan inesperada visita fue el divorcio del cliente y el fin de las actividades (notariales) de Jean Francoise. Traspasó la oficina que había sido la fuente de sus ingresos y donde había obtenido cuantiosos beneficios y también entretenidos y nutritivos momentos de relax y abandonó la ciudad. Decidió que necesitaba unas vacaciones. Lejos, lo mas lejos que pudiera llegar en coche sin que la mala fama recién adquirida le importunara. En la cuarta gasolinera que paró a repostar camino de la costa, ya fuera del alcance de la gendarmerie se encontró con Fernández, un tipo que conducía una furgoneta, cargada de personas y equipajes y sin destino fijo. Compartieron un café y una charla, alguna confidencia, (sin entrar en demasiados detalles) y desde ese momento, todos le llamaron "Paquito". El sencillo plan de futuro que le habían explicado lo encandiló. ofreció sus conocimientos en materia legal y su capacidad de aguantar la jornada laboral al sol. De esto último no quedaron muy convencidos sus nuevos amigos al ver el tono lechoso de su piel, pero ilusión no parecía faltarle. Se pusieron en marcha de nuevo, sin el destino todavía fijado pero con un integrante mas en la troupe. Paquito estaba contento, por el cambio de rumbo y porque nadie le llamaba por su anterior mote. Ya se encargaría Fernández de rebautizarle cuando lo conociera un poco mas, ahora estaba ocupado en encontrar el lugar ideal y poner en funcionamiento un negocio donde pudiera trabajar lo mínimo y dormir todos los días la siesta. Esto último fue lo que animó a Paquito a emprender la aventura, la promesa de siesta diaria.
añadido a la furgo de Fernández por Gitanius
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Etiquetas: (pre)Textos
Carretera perdida
¿Tienen cámara de vídeo?
- No, Fred las odia- Me gusta recordar las cosas a mi manera
- ¿Qué quiere decir?-
Las recuerdo a mi modo, no necesariamente como hayan pasado-
El mismo amor, la misma lluvia: —¿Tenés algo de Cortázar?.
—Sí, un póster
Barrio: —La ha roto.
—Pero si era de cartón.
—De cartón, pero una tía.