martes, diciembre 05, 2006

Abelardo, próximamente en sus pantallas

Abelardo miró por la ventana y sonrió.
Podía moverse de nuevo, y ni las personas de abajo, ni las nubes de arriba
le parecían tan amenazadoras como unos días antes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con gran respeto a Abelardo, su aliento ha acariciado mis labios. Nace en mi su sonrisa y valentía con la que vislumbra aquel cielo.

Quizás un boceto dulce, de sabor naranja, hace que ahora enfoque y coloree el día ya pasado hacia parajes que torpemente jamás había querido ver.

Qué osadía por mi parte perderme tales cuentos de leyenda que habitan ahí arriba.

Gracias por recordarme donde cabalgo cuando el suelo me quema y debo, tengo que subir a surcar tus nubes, tus ojos que con gran honestidad y nobleza regalas…