PUNTOS SUSPENSIVOS...
Sin embargo, encontró inquietantes esos tres puntos al final de la frase "aclarar unas cosillas..."
Se había despertado tarde. El silencio de la casa le hizo suponer que no había escuchado el irritante pitido del despertador. Al comprobar el maldito reloj se dio cuenta que estaba desconectado y unos centímetros desplazado de su lugar habitual, los justos para no alcanzar con la mano sin tener que levantarse. Algo empezaba a ir mal. Se puso lo primero que encontró y al entrar en la cocina halló la nota. No pensó nada más. Acelerado, corriendo, llegó al puerto. El barco ya estaba abandonando la bocana. Lentamente, recuperando la respiración caminó hasta su sitio preferido en el rompeolas de poniente, al menos podría seguir con la vista el barco hasta que desapareciera en el horizonte. Incapaz de pensar o aclarar sus ideas se sento en una de las rocas y observó. Sus ojos se llenaron de arena y sus pulmones de sal. Al desaparecer la estela del barco, sólo quedaron, sobre los restos de espuma, tres puntos suspensivos.