martes, marzo 06, 2007

DOS RETRATOS

Lisa A, despues del trabajo.

Carlos, un dia de descanso

5 comentarios:

Anónimo dijo...

te los comes crudos Ignatius!! geniales, que difícil hacer un buen retrato...y un autorretrato?

Con un seis y un cuatro.

( el del papa de Francis Bacon.)


besos,

Rafa R. Palacio dijo...

Gracias Patbell, viniendo de quien viene, es mucho más que un cumplido. Ignatius se ha puesto colorado, casi rojo cereza, que es la temperatura ideal para la forja del acero. Curioso (y bonito), la temperatura expresada en colores y los sentimientos en blanco y negro.
un beso

Anónimo dijo...

avisaré al santón del yoga de su magnífica aparición en la net cual si fuera un artista de cine. requeteguapetón, magníficamente pillado al humo de su saumerio...

Anónimo dijo...

Pero, ¿cuándo el amor es propiamente amor? ¿Puede uno amar a quien le acompañó por una hora? ¿Por dos horas, dos meses, dos años, dos minutos? ¿Se ama a quien se conoce, justamente por eso, o es, quizás al revés: conocemos para mejor desconocer, y así poder amar sin el estorbo de la realidad? ¿No es cierto que quienes más se aman son a veces quienes menos se conocen? Ni una sola de estas preguntas se plantea jamás para buscar respuesta verdadera.
Xavier Velasco, DIABLO GUARDIÁN

Anónimo dijo...

Lisa B tiene los labios teñidos de Muga, lo trajo del corazón pirenaico... a ella le gusta perderse y encontrar ibones. Lisa A es dura consigo misma, no se permite dudar; se olvidó de encender ese cigarillo, quizás muchas veces no piense en ella.

Envuelta en desvelos, acude a Lisa B para ser abrazada por la paz y la brisa de la tranquilidad, entonces no hay dos letras, es LISA.

Cuando se separan, ambas tienen en común una búsqueda, la Edelweiss...